Simbolismo Intelectual y Simbolismo Mágico.







Papiro VII
Óleo sobre lienzo
40 x 60 cm.
© Cecilia Scaffo



Una de las cosas más importantes desde el punto de vista del arte, de su evolución y de su recta comprensión, sería el de hacer comprender a todos,  artistas y no artistas, que hay que desechar la idea falsa,  de que se propone la realización de la belleza. 
Ciertamente, una obra bien estructurada es bella. Si en ella es bien evidente, el ritmo y la proporción, será una bella obra.
La belleza tiene que ser un resultado, no una finalidad.
Geometría y simbolismo, tendría que ser la manera natural de expresarse el artista. Geométricamente primero por ser el lenguaje gráfico de la razón; y,  simbólicamente, porque el símbolo es,  en realidad, también una idea gráfica. Pero hay otra razón desde el punto de vista plástico, y que es de mayor importancia. El símbolo, en verdad, no representa a otra cosa, como acontece en otra imagen cualquiera, sino que, por el contrario se representa a sí mismo. Pues en él, la idea y forma, son la misma cosa; es la idea - materia


Dice un sabio contemporáneo, a propósito de los símbolos (en el terreno psicológico): “en tanto que las traducciones permanentes, los símbolos realizan, dentro de cierta medida, el ideal de la antigua y popular interpretación de los sueños.”

En efecto, si el artista es un creador de símbolos, es porque la forma simbólica es, no solamente algo dentro de la estructura racional, sino aun del alma y de la materia, y surge formada como de una pieza; y de ahí que tenga, como un valor mágico, y obre sobre nuestra sensibilidad espiritual, directamente,  sin necesidad de interpretación ni lectura;  y por todas estas razones, en cuanto a la forma, tiene un valor en sí. 






Pero éstos signos simbólicos, con virtud mágica, jamás, vienen solamente de la inteligencia, son mas bien traducciones de un estado espiritual  y creaciones de acuerdo con una actualidad viviente.

Ya un gesto, traduce, geométricamente, algo que viene de la mente y del alma y que tiene que producir un efecto dado. Un poco mas y este gesto se materializa, y llevado a un orden mas elevado, será ya arte, pues estará dentro de sus normas.
  





Este lenguaje simbólico,  viviente y bien real,  es el más profundo y completo que pueda expresar el arte;  y fue el lenguaje del arte de la antigüedad y de los mal llamados salvajes; mas civilizados en esto como en otras cosas de ese orden,  que no el prosaico hombre  moderno,  materialista.  
Me parece que habría que volver a ese arte, pasando del simbolismo intelectual, al simbolismo mágico.

Y puede decirse, que esa emoción, la que dará vida a la idea, y que la materia sensible y plástica no habrá mas que materializar. 
Pero esto ocurre casi simultánea: sentir, pensar, y hacer, son un solo acto, y acto casi inconsciente. 
Porque aquí si la idea es el padre de la emoción, el alma, es la madre, que con su fuerza, le da vida, y la materia el cuerpo. 
Y  todo esto hace comprender que, lo inconsciente juega el primer papel, pero apoyado por el ordenamiento, que será la geometría. 
Ya esto también, es, lo que propiamente puede llamarse mágico, ya  que posee la propiedad de causar una emoción dada.





Vemos, con todo esto, que el acto de creación es un estado de viva emoción, de creencia en algo, y de deseo de que la obra, por virtud mágica, produzca un efecto determinado. 
Materialización del espíritu y la ideacreado una forma, que será un objeto. Esto es todo, pero también es el arte en general, simbólico o no, abstracto o representativo. ¿En qué difiere, pues, el arte puro y el arte simbólico, del arte que llamamos constructivo?

Su proceso es a la inversa: no parte ni de la emoción ni de la idea: parte de la ESTRUCTURA y llega a la forma por la GEOMETRÍA. Y si llega al simbolismo, es también por su estructura; tal la pirámide o las catedrales góticas, el arte bizantino o egipcio y el incaico. Arte de número, de proporciones, y ordenamiento (éste será el verdadero arte simbólico), cuyo hieratismo mantuvo a través de las generaciones las verdaderas normas. Y a ese cause o vía es al que queremos volver, mutatis mutando, pues somos hombres del siglo XX.


Joaquin T. García 
Setiembre de 1934
Universalismo Constructivo
                                                                     (fragmento,  lección 12 )








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